¡La evolución del rol del profesor jefe: de guardianes de la disciplina a líderes educativos!
Desde su instauración en Chile en los años 60, el rol del profesor jefe ha sido fundamentalmente asociado con el control de la disciplina en el aula. Sin embargo, con el vertiginoso ritmo de cambio en el sistema educativo, las metodologías y el enfoque en la preparación integral de los estudiantes, este rol ha experimentado una evolución significativa. Hoy en día, el profesor jefe no solo es un guardián de la disciplina, sino también un orientador, un guía y el principal nexo entre la familia y la escuela. Este nuevo enfoque pone un énfasis considerable en el apoyo al desarrollo socioemocional y la formación integral de los estudiantes.
Este cambio de paradigma plantea una serie de preguntas desafiantes para los profesionales de la educación. ¿Realmente hemos recibido la formación adecuada para enfrentar este nuevo reto? ¿Cuántas veces hemos sentido una desesperanza abrumadora porque no existen procesos de formación, acompañamiento y evaluación objetiva de nuestro rol como profesores jefes? La realidad es que, a menudo, los profesores no estamos equipados con las herramientas necesarias para fortalecer en nuestros estudiantes aquello que nosotros mismos desconocemos.
Lamentablemente, la formación que recibimos en las universidades y centros educativos a menudo no incluye los componentes necesarios para desempeñar eficazmente el rol de profesor jefe. No se nos enseña cómo apoyar el desarrollo socioemocional de nuestros estudiantes ni cómo trabajar de manera interdisciplinaria desde el currículum de orientación en colaboración con otras asignaturas. Este vacío formativo nos deja en una posición de vulnerabilidad, donde la responsabilidad de guiar a los estudiantes se convierte en una carga más que en una oportunidad para liderar su desarrollo integral.
Para impulsar el trabajo socioemocional en nuestros estudiantes, es crucial implementar estrategias que promuevan la colaboración interdisciplinaria. No todo puede recaer en los hombros de los profesores jefes. Necesitamos un sistema educativo que nos acompañe y nos proporcione herramientas efectivas para este reto. Solo así podremos evitar la desesperanza y la sensación de estar solos en esta misión.
Actualmente, somos evaluados como «buenos» o «malos» profesores jefes en base a cómo se comportan nuestros estudiantes. Sin embargo, si los roles se han ampliado y diversificado, ¿Cuándo se crearán sistemas que midan de forma objetiva nuestras competencias y desempeño? Es fundamental que el sistema educativo nos acompañe y proporcione herramientas para enfrentar este desafío, de lo contrario, continuará sintiéndose como un castigo ser profesor jefe en lugar de una responsabilidad que nos transforme en líderes educativos.
El profesor jefe debería ser visto como un líder que tiene la capacidad de influir positivamente en la vida de sus estudiantes, pero para lograr esto, necesitamos un cambio radical en la formación y el apoyo que recibimos. Hasta entonces, estaremos perpetuando un sistema que no solo es ineficiente, sino también injusto para los docentes que luchan por hacer una diferencia significativa en sus aulas.
¿Podemos continuar asumiendo la responsabilidad de guiar a nuestros estudiantes sin el apoyo adecuado, o es hora de exigir una formación que realmente nos prepare para este desafío?